miércoles, 23 de julio de 2014



Cómo publicar un libro sin ser editor
Autor: Sammy
Nota: Los precios son ejemplificativos

  1. Introducción
  2. Formato
  3. Tapa y contratapa
  4. Registro
  5. El libro
  6. Publicidad

  1. INTRODUCCIÓN

Este resumen con forma de curso está dirigido a todos los seres que eligieron la letra escrita para manifestarse y que estando en sus comienzos quieran com-partir su sentir de manera impresa o con formato electrónico, disponiendo de recursos comunes.

  1. FORMATO

Luego de pasar el texto a Word, selecciónalo todo clic Archivo-Configurar página-Márgenes-Páginas-Márgenes Simétricos. Elige el tipo de letra, tamaño, colores. Aplica de Herramientas- Ortografía y gramática.  Selecciona el tamaño de las hojas ajustado al tamaño elegido para el libro. El margen libre (que será simétrico), en lo posible, que sea de 2 cmts.-permitirá un trabajo cómodo a la imprenta al momento de encolar y encuadernar y resguardará  el texto. Evita ponerle comillas a los títulos. Numera las hojas clic Insertar-Numeración de página- Posición (la preferida)-Alineación exterior, interior o centro, ni izquierda ni derecha porque de este modo quedarán las hojas impares con el número de página en el exterior y las pares con la numeración en el interior o viceversa.
Deja la hoja 1 y su contratara (hoja 2) en blanco.
En la hoja 3 coloca sólo el título con su contratara libre.
En la hoja 5 coloca el título nuevamente y en su contratara (hoja 6) el título, el autor (si utilizas un seudónimo tu seudónimo), el editor (si eres quien lo está editando tus nombres y apellidos, cantidad de ejemplares (si no lo tienes definido pon el número mínimo que imprimirás), ISBN ( que completarás su número cuando la Cámara del Libro te lo otorgue), país de edición, Aviso Copyright que contiene el nombre completo del titular de los derechos de autor, año del registro que otorga dicha titularidad, el texto “Queda prohibida su reproducción parcial o total, el almacenamiento, alquiler, la transmisión o la transformación de este libro en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros medios, sin el permiso previo y escrito del autor. Su infracción está penada por las leyes 11723, 25446, cc., y actualizaciones vigente” (sin las comillas),  y su símbolo ( © ), Imprenta (el nombre y fecha en que se terminó de imprimir, que puedes ponerla estimativa luego de haber ido a la Imprenta y averiguado cuánto tiempo aproximado les llevará entregarte los ejemplares que encargues).
Nota: De ser posible lee las leyes 11723, 25446,  que contienen la legislación aplicable en  el territorio Argentino sobre los derechos de autor. (http://www.mincyt.gov.ar/11723.htm , http://www.editores.org.ar/25446.html )
En la hoja 7, Dedicatoria.
En la hoja 9, Introducción.
Comienza con el texto.
Nota: En todos los casos evita dejar mucho margen superior, inclusive en el espaciado entre los títulos y los textos. (Puedes ayudarte tomando cualquier libro de tu biblioteca para guiarte).
Al terminar de pasar el texto, vuelve a leerlo, revisa todas sus formas. Es posible que aún después de impresos los primeros ejemplares debas hacer correcciones. Luego de haberlo revisado lo suficiente, si aún notienes el programa conversor de archivos Word en PDF, puedes bajar gratis de Internet el programa Alien Tools PDF Generator, que se instalará en la máquina como una impresora. Cuando esté instalado, abre el archivo en donde está el cuasi libro, clic Archivo-Imprimir- abre la solapa de impresoras y selecciona la impresora Alien Tools PDF Generator-Imprimir; se abrirá un cuadro de diálogo preguntando en dónde eliges guardar la copia. Una vez elegida la carpeta en dónde quedará guardada la copia, clic Guardar. Esta copia guardada tiene formato PDF, que es la que utilizará la imprenta para los ejemplares.

Cualquier modificación que debas realizar, posteriormente a la conversión, primero la deberás hacer en la copia del texto guardada con formato Word, y luego volverla a transformar en PDF.
Importante: Guardar una copia en formato Word.


  1. TAPA Y CONTRATAPA

Para trabajar con el diseño de la tapa, primero debes seleccionar la imagen, foto o dibujo que prefieras para el libro. Luego si aún notienes un programa específico de diseño, puedes trabajarla en Word. Insertar-imagen-desde archivo-, selecciona la imagen, foto o dibujo elegido para la tapa. Clic en la imagen, ajusta tamaño, según el tamaño elegido para el libro (que será el mismo que el de las hojas del texto).
En una hoja de Word escribe el texto que quieras en la tapa, por lo general, el título. Cópialo cuando ya esté listo con su tipografía, tamaño, color. Ve a la hoja en dónde tienes insertada la imagen de la tapa, posiciona el  cursor en la imagen y clic en Edición-Pegado especial-Documento Microsoft Office Word Objeto. Clic sobre el texto con el botón derecho del mousse, Formato objeto-Diseño-Delante del texto. Clic sobre el texto sostenido para ubicarlo en la parte que escojas sobre la imagen. Cuando quede según la propia idea de la tapa, guarda una copia con formato Word, y luego Archivo-Imprimir- selecciona la impresora Alien Tools PDF Generator-Guardar. Ya está la tapa lista para ser enviada a la imprenta con formato PDF.
Haz lo mismo con la contratapa, en dónde, por lo general, se escribe un breve resumen de la temática del libro.

Recordar: Enviar una copia en formato Word, y en formato PDF al propio correo.

Nota: Todo lo expuesto es una base, a la que cada uno le agregará todas las ideas que le sean posibles.



  1. REGISTRO

En un sobre de papel madera se pondrá una copia impresa del texto completo. El sobre tiene que estar cerrado sin cinta adhesiva, firmado en el cierre y lacrado. El lacrado puede hacerse comprando en librerías la barrita a tal fin, luego se calienta con hornalla, encendedor o mechero y se apoya en la junta del cierre o puede hacerse con plasticola roja, poniendo una cantidad de 1,5 cmts. de espesor aproximadamente con la forma que se prefiera, siempre que quede uniendo la solapa del sobre con el cuerpo del mismo.
Se lleva el sobre a la Dirección Nacional del Derecho de Autor,  Moreno 1228, 43981-0897, www.jus.gov.ar/derecho-de-auotr-aspx (trámites y servicios), apiedra@jus.gov.ar, de 9.30 a 13.30 hs. Se abonan $ 25. Este registro otorga los derechos de autor (Ley 11723 de Propiedad Intelectual) por un período de 3 años. Es renovable. Y es útil si aún nose tiene proyectado publicar la obra como libro con inmediatez.

En la Cámara Argentina del Libro, Av. Belgrano 1580, piso 4°, 4381-8383, http://www.editores.org.ar/instrucciones.html , registrolibros@editories.org.ar , 13.00 a 17.00 hs. se compra el ISBN y se registran los libros para ser publicados. Se compra el  formulario de inscripción de Obra Publicada cuyo valor es de $ 30, se completa la parte que corresponde al autor-editor, y se lleva a la imprenta seleccionada para completar el pié del mismo con los datos de la imprenta y la firma del titular de la imprenta por triplicado, luego se lleva a la Cámara. Se puede solicitar el número de ISBN, abonando $ 45, que a los fines comerciales es útil que el libro lo tenga. Y el código de barras $ 10.
Una vez hecha la impresión de prueba o de la totalidad de ejemplares de esta primera edición, se debe hacer un depósito ley (que es dejar 1 ó 4 ejemplares) y el pago de la tasa en esta misma Cámara. El depósito que debe hacerse dentro de los 90 días de la publicación, es decir, de la fecha de impresión que figura en el pie de imprenta, consiste en 1 ejemplar para una tirada de menos de 100 ejemplares, y de 4 ejemplares para una tirada de más de 100 ejemplares. La tasa a abonar se calcula


PRECIO DE COSTO UNITARIO (impresión) x 2 x TIRADA
______________________________________________________________________________
1000


El resultado de esta operación es el importe que se debe abonar por tasa legal. Si este importe fuera inferior a $ 4,11 (Pesos cuatro 11/100), se abonará la Tasa Mínima de: $ 4,11. Igual tasa legal corresponderá en el caso de obras de distribución gratuita. Los trámites de registro también pueden hacerse por correo, ingresando a  http://www.editores.org.ar/instrucciones.html

Pasados los 15 días se retira la copia la copia del formulario de constancia del registro, que debe guardarse como comprobante de autoría.

El código de barras con el número de ISBN será enviado por la Cámara al correo electrónico que se deje como propio. El código de barras debe colocarse en la contratapa. Si lleva sobrecubierta también se imprimirá sobre ésta. Nodebe ser ubicada a menos de 8 mm o más de 102 mm de los extremos. Por lo general se envía por e-mail, tanto el código de barras como el número de ISBN, a la imprenta que es quien se ocupa de insertarlo.

Si la obra será publicada en formato electrónico, ha de presentarse una copia del texto en papel o soporte magnético (por ejemplo: disquette), junto con la copia del registro de ISBN, colocando en lugar visible el título, ISBN, editorial, autor/es, menciones correspondientes, la fecha de publicación y dirección de URL. Abona la tasa mínima $ 4,11.

Nota: La edición impresa y la electrónica usan ISBN diferentes, por lo tanto habrá de abonarse en ambos casos de manera independiente.

Nota: Es conveniente que se haga una impresión de prueba de pocos ejemplares, hasta hacer el depósito ley, instancia en la que el personal de la Cámara corroborará si los datos impresos  son los correctos o no.


  1. El Libro:
Busca una imprenta que haga este tipo de trabajo. Algunas imprentas como las que hacen fotocopias para las facultades, por muy bajo costo te entregan el libro armado y con una tirada inicial de prueba (de 10 a 15 ejemplares) y dan la posibilidad para que imprimas unos pocos libros.

NOTA: Antes de llevar a imprimir los libros ingresa el código de barras en la contratapa ó entrégalo en el mismo formato que lo envió la Cámara y junto con el libro, la tapa y contratapa a la Imprenta para que ellos lo agreguen.





  1. PUBLICACIÓN

  1. Puedes conseguir una editorial para que se ocupe de la publicidad e inserción del libro en el mercado. Algunas trabajan con tiradas pequeñas y sistemas publicitarios adecuados al nuevo autor-editor.
  2. Puedes hacer un blog, http://www.blogger.com/start , clic en CREAR UN BLOG. Es fácil. Puedes insertarle la foto de la tapa del libro, texto, carrito de compras,  formas de pago, servicio de entrega.
Para el carrito de compras y formas de pago puedes utilizar www.dineromail.com , que también da la opción  de pagos con tarjetas de crédito.
Una vez armado el blog a gusto propio, puedes darle publicidad de la forma elegida.
  1. Puedes utilizar tu capacidad para imaginar cualquier forma para dar tu mensaje escrito y darte la oportunidad de hacerlo realidad volviéndolo a intentar.
  2. Si tienes tu libro en mano, puedes hacerlo estar en a la Feria del Libro inscribiéndote en La Fundación El Libro gratuitamente, Hipólito Yrigoyen 1628, 4370-0600/0607, de 9:00 a 17:00 hs. Se completa un formulario, se dejan los ejemplares que estarán en la Feria del Libro en el Stand autores escritores independientes. Para cobrar el dinero de las ventas se solicitará la emisión de una factura por el importe que la Fundación El Libro deduce del precio que el autor dispuso menos un importe que retiene.

  Gracias,

domingo, 12 de abril de 2009

TODO LO EXPUESTO ES UNA INVITACIÓN CON FORMAS DIVERSAS PARA QUE Cada Uno SE DESCUBRA A SÍ MISMO
.
.


El Enojo o En El OJO, o como tú prefieras.


Año Copyright: 2008
Aviso Copyright: por Sandra Elizabeth Ibañez. Todos los derechos reservados.
Copyright ©2008 por Sandra Elizabeth Ibañez. Todos los derechos reservados.
ISBN 978-987-05-5676-3
Primera edición. Buenos Aires, Argentina


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Dedicatoria:
Dedico este libro a mi hija, y a toda la humanidad y el resto de la existencia que pude ver a través del amor que nació y creció junto con ella.















INTRODUCCIÓN


Sólo a modo de compartir un proceso que se gesta, y para acercarte algo que descubrirás tú mismo en ti, escribo algo tan cierto, real y luminoso que cobró materialidad en mi vida. Te invito a que dudes de todo lo que aquí leas, y lo pruebes en tu vida, pues solo tú experiencia te dará sabiduría.
Agradezco la vida, la oportunidad de compartirla, y el sentirme viva.





Índice de contenidos

La escalera.............................6

Séptimo escalón……………..13

Sexto escalón………………...20

Quinto escalón……………….29

Cuarto escalón……………….38

Tercer escalón………………..47

Segundo escalón……………..56

Descanso …………………...….60

Primer escalón……………….64

Encuentro………………..…….72





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La escalera

Sé que cuando siento enojo, en verdad, nunca puede ser contigo, lo que me enoja es la situación que se manifiesta, donde tú eres el protagonista que me muestras algo que aún no he aprendido. Desde este punto de vista puedo observar qué sucede con objetividad, sacar en limpio cuál es la situación que me hace enojar y volverme hacia mi actuar. Por ejemplo: Tienes un niño, le das tu Amor, lo mejor de ti, lo educas, veamos que eres un padre/madre ejemplar. Una mañana que te sientes alegre, lo dejas que mire televisión, que lea, que haga maquetas. Se acerca la hora de irse y le recuerdas que tiene que hacer tarea escolar. El niño argumenta que ya falta poco para que termine lo que está haciendo. Tú sigues en tu estado ideal. Pasan los minutos, y tú vuelves a insistir, recordándole que tiene que hacer la tarea. El niño argumenta que ya casi termina. Tu temperatura aumenta, empiezan a correr pensamientos que te hacen sentir, enojado. Le ordenas que haga la tarea, pero suena la alarma y es hora de irse. Ya no hay tiempo, la tarea está sin hacer, y tú estás con un enojo que casi sin hacer nada explotará. Tu enojo escalonó hasta su pico más alto, ahora todos tus pensamientos corren por tu mente sin orden, sin tiempo, sin secuencia, y generan en ti un estado que mejor no encontrarte por ningún lado. Eres lo más parecido a una bomba humana latente.
¿Qué pasó?
Visto desde el niño, si te has descargado con él, te mirará sorprendido, y hasta asustado, por cierto que le infundirás temor, pero no respeto, y aprenderá a obedecerte, y sólo eso. Le estarás dando el mensaje que hay que hacer lo que dice el más violento, el que más grita, y el que más fuerza física tiene. Es irreal. En su adolescencia ambos sufrirán las consecuencias, pues se revelará y como ya tendrá más fuerza, más confianza en sí mismo- que creció fuera del hogar-, y más libertad, se te enfrentará, y en su interior se desatará la lucha del que daña lo que ama. Pues no estará haciendo lo que sienta hacer, simplemente hará todo lo contrario a lo que tú haces, dices o piensas. Su único objetivo será llevarte la contra. Ni tu ni el niño han aprendido lo lindo que la experiencia quiso entregarles, a ti primero para que habiéndolo aprendido, puedas compartirlo.
Visto desde ti, tú estabas bien, te sentías contento, liviano mentalmente, con espacio para disfrutar y ahora estás que sacas chispas. Fíjate que el enojo no es con el niño que ves en tu hijo, es contigo mismo, y, en este caso, porque eres tú quien aún no ha aprendido que primero se hace lo que se debe hacer y luego nos divertimos. Si tú supieras y hablo de haber com-prendido, (hacer propio el conocimiento adquirido en los hechos, tal como ir al baño a hacer tus necesidades), obrarías como guía, como quien te muestra con simpleza cómo hacer algo, pues es un niño, recién llega al mundo, y tú que estás hace años ya has aprendido algo de una forma y lo guías; hasta es posible que el nuevo niño descubra nuevas formas, y esto menos aún despertará tu enojo, si has comprendido que cada proceso de aprendizaje conlleva: su propio tiempo, que éste varía en cada uno de nosotros, requiere de mucha práctica, y respeto.
¿Lo ves?
Cuando hemos com-prendido algo, (como etapa final de un proceso que comienza por el conocimiento, sigue con la práctica y termina con la asimilación en el ser), cualquier cosa, lo que sea, sólo nos queda explicar, mostrar lo que hemos aprendido, señalar una forma de caminar como posible, y dejar que el otro ser se desarrolle en su potencial propio, en su búsqueda de su propio camino, sin interferir en sus elecciones, sin querer reemplazarlo en su hacer, simplemente acompañándolo en su andar, y asistiéndolo cuando lo pide. Digo cuando lo pide, pues si no te pide ayuda es porque siente que es capaz de hacerlo solo, y si interfieres le quitarás una gran posibilidad para que incremente su confianza en sí mismo, se conozca a sí mismo, y comience a andar. Si a un niño, tú le haces la tarea escolar, te traerá las notas que a ti su maestra te haya puesto, pero el niño no aprenderá. De igual modo en otros planos. No es muy diferente. El amarillo es amarillo en una gota como lo es en el sol.
Desde un punto de vista diferente, cuando surge el enojo, existe la posibilidad de identificar con claridad qué es lo que esa experiencia nos quiere enseñar. Quizá en el mismo momento es más turbio el mar de emociones, y más difícil distinguirlo, pero si lo tomamos como un ejercicio, podríamos servirnos de todo lo que esté a nuestro alcance, desde un simple papel, puesto en lugar visible para cuando retorne la calma, con la leyenda ¿Por qué me enojo?, hasta cualquier método que mejor se adapte a ti, en función de ser utilizados como flechas que guían a encontrarse con uno mismo, la raíz de lo que sentimos, y evitarnos ser arrastrados por la apariencia de los hechos.









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Séptimo escalón

Si bien es cierto que cuando nos enojamos, hacemos daño injustificadamente a los demás, lo que a la luz de la conciencia, nos llevará al arrepentimiento, y que muchas veces es difícil de reparar lo que se ha dañado, y que aún, habiéndolo reparado ya no estará igual. También es cierto, que cuando nos enojamos, todo eso que sentimos, nos daña la salud en el cuerpo, nuestra mente se contamina con los peores pensamientos, y nuestro espíritu deja de estar en paz. Y como conclusión de este estado, nada se ha aclarado en nosotros, nos sumamos un pesito más, y perdimos una oportunidad para evolucionar. Seguimos girando en un mismo lugar, hundiéndonos en un pozo, que traducido a la ciencia es “stress de cualquier tipo, cánceres, afecciones pulmonares, bronquiales, tos, etc.”; en la parte emocional del ser, se traducirá como tristeza, angustia, depresión; en la parte mental, el recuerdo permanente de la situación; y en nuestra conciencia la necesidad de reparar el daño, pues no hemos encontrado la raíz de nuestro enojo. Claro está que para todo esto la medicina tradicional y la alternativa, la psicología, y los programas de autoayuda, han encontrado formas para ayudarte a soportarlo y eliminar los efectos, físicos, mentales y emocionales; pero, no son la solución, pues el efecto será el mismo con el transcurso del tiempo, si no se elimina la causa, el origen, tu raíz interior, y a no ser que en estos extremos te haga un clic interno y cambies tu perspectiva de la vida, como ha sucedido en muchos casos, todas aquellas operaran en ti como curitas y como tal están muy lejos de la causa que genera los efectos. Con esto quiero decirte que el clic tiene que hacerse en tu espacio interior, nadie de afuera puede hacerlo por ti, tú tendrás que encontrar tu móvil, aquél que te conduzca a poner toda tu atención en tu pensar, en tu sentir, en tu obrar, y en tu decir, y, observar a los demás, para poder distinguir si el “actuar” es dirigido para ayudarte a ti-aunque a simple vista no lo parezca-, o si es una manifestación de su propio desequilibrio.
Verás que cuando com-prendes aquello que la situación quiere representar, ésta se disuelve, pues ya no tiene sentido existencial que permanezca. Habrá muchas oportunidades, para conocer, para practicar, para aprender y para confirmar. Pero tendrás que estar muy atento, y tu mayor atención va a estar dada por tu mayor interés, y tu mayor interés habita en tu interior, en la parte más profunda de ti, en todo lo que existe cuando calla la mente y comienzas a sentir, y tu sentir dista de la felicidad, la dicha, la paz, la alegría, y las ganas inmensas de compartir.
Este es un cambio en la vida, y como todos los cambios, requieren que dejemos atrás lo que ha quedado atrás, que permanezcamos en el presente, que dejemos de ocupar nuestra mente en el pasado que son recuerdos, y con el futuro que son deseos, ambos pueden hacerte ver con claridad cuál es el valor que le das a tu momento actual, pero que no cambiará con escapismos, por muy hábil que seas en ellos, primero deberás pararte aquí y ahora, dejar de pedir más y más y más, y encontrar la gratitud que sientes en lo más profundo de ti, por todo lo que la vida hoy te da.
Fíjate que cada vez que te has sentido feliz, quisiste quedarte una eternidad en ese estado, no añoraste lo que fue, ni tampoco deseaste más, ya estabas feliz, no necesitabas nada más, y diste gracias por ese momento, por todo lo ocurrido, y por todos en totalidad por hacer posible ese sentir en ti. Entonces, así como tomamos el enojo como una luz de alerta de algo que aún no hemos aprendido, también podemos tomar el deseo, y el vivir en el recuerdo, como tu alerta más clara de que te estas perdiendo la vida. Pues por muy disconforme que estés con las circunstancias actuales, para aprender a vivir la vida hay que vivirla, estar presente – valga la redundancia-. Y cuando te sientes bien, en armonía, y amado por ti mismo, se te abren todas las puertas para hacer realidad tus más añorados sueños.
Así, estando presente en el momento que te enojes, podrás observar todo el proceso que se inicia, desarrolla y concluye en tu interior, pero con un disparador externo. Descubrirás cuál es la verdad de tu enojo, y te sentirás agradecido y dichoso por quien te hizo enojar.
¿Te parece irreal?
Pruébalo.
Es la oportunidad que tú eliges si te las das.
Es una posibilidad para sentirte bien contigo mismo, y con los demás, prescindiendo de la necesidad de autojustificarse.
Esta en ti, que dediques algún tiempo para conocerte a ti mismo y disfrutar de la vida, quizá, como una escuela a la que asistes todos los días y creces aprendiendo con alegría.










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Sexto escalón

Ahora veamos a “el enojo” desde otro lugar, desde las circunstancias que se manifiestan en nuestras vidas, y que distan hasta oponerse a lo que queríamos que fuera. Desde ese lugar, las cosas no son como querías que fueran, y con seguridad tú querías que fueran de una forma que consideraste la mejor, para ser feliz, o para sentirte bien, o para solucionar tus problemas, y cuando esto sucede lo que sientes es muy diferente a lo que sientes cuando sobre una circunstancia que se manifiesta no tenías ninguna expectativa, no esperabas que fuera de una forma en especial, y muy distinto a lo que sientes cuando las cosas son tal como lo imaginaste que fueran.
Veamos juntos qué sucede.
Cuando pones tus expectativas en que algo suceda de una forma, estás usando toda la mochila de ideales, de cómo deben ser las cosas (ideales propios, ajenos, heredados o inducidos), usas tu deseo para que algo se manifieste a tu manera o sea, quieres que sea de esa forma, con razones o sin razones (es algo que se parece a lo que en la niñez llamamos caprichitos), y proyectas a un tiempo incierto y a una condición determinada futura, sentirte feliz, pleno, bien. Si esto “x” ocurre, entonces, me sentiré de tal manera (condicional propio).
Una y otra vez hemos vivido la experiencia – a mayor edad, mayor cantidad de experiencias de este tipo-, que hemos recibido lo tan esperado, deseado, querido, anhelado, y no nos hemos sentido como supusimos que nos íbamos a sentir, al menos no en forma permanente, y nos hemos desilusionado, dudamos de nosotros mismos, y nos consideramos equivocados, y aquí nace el momento en que volvemos a comenzar con la rueda, es otra cosa, otro mañana, otro momento, otro “x”, para sentirnos felices.
¿Entonces?
Tal como cuando éramos niños, y no tan niños, queremos algo y si no nos llega y de la forma que lo queríamos, nos enojamos. Es el choque entre el deseo (nacido de la insatisfacción propia con uno mismo) y la realidad que, aún cuando materialice nuestro deseo, no nos da la felicidad esperada. Uno primero Es feliz en uno, siente la dicha de Ser pleno, e íntegro en sí mismo, y luego desde ese sentir proyecta, metas, objetivos, planifica, construye, y comparte, alineado en un actuar congruente, consecuente, y coincidente. Su sentir, su pensar, su hablar, y su actuar (haciendo u omitiendo hacer), dicen lo mismo. Uno en todo tiempo y espacio.
Fíjate que si tú no deseas una casa más grande, un mejor trabajo, más dinero, una mujer más bella, creyendo que son las llaves de tu infinita felicidad, y te preguntas porqué no eres feliz, primero, valorarás todo lo que ya tienes, volverás al momento presente, te sentirás agradecido; luego deberás escucharte en lo más profundo de ti para enriquecerte con el conocimiento de si mismo, al tiempo que disfrutas lo que la vida te da, y podrás adquirir la sabiduría de la experiencia vivida. La plenitud dada por tu presencia total, cualquiera sea la circunstancia, la compañía, o el lugar, y más allá de los resultados. Es una constante en ti, te acompaña vayas donde vayas, estés con quien estés, y tengas lo que tengas, pues es una alegría incondicional, tú eres la constante, y si tú estas bien contigo mismo, has pedido que sane tu corazón, te has escuchado, has asumido tu responsabilidad por la realidad que vives, y –sin justificaciones- te has comprendido, serás libre e independiente de las circunstancias del mundo exterior, sin dejar de interactuar con ellas.
Digamos que lo que cambia es tu mecanismo interno, tu punto de vista, tu sentir, y este cambio te acerca a vivir cada momento estando presente con todo tu ser. Entonces vives feliz, agradecido y pleno. Tú te sientes bien, y esa comienza a ser tu constante, que dejó de depender de lo que suceda en el mundo exterior. Es el cómo percibes el mundo exterior, sabiendo que existe en ti un lugar desde donde siempre puedes sentirte agradecido, un cambio de anteojos con el que miras el mundo en que vives.
Quizá, nos pasemos una vida entera esperando que todo suceda como queremos, y quizá cuando llegue el final de nuestros días nos demos cuenta que se trataba de querer lo que teníamos, que no se trataba de los hechos ni de los otros, sino de descubrirnos a nosotros mismos. Y quizá, en todos los espacios-tiempos que no recibimos lo que queríamos y de la forma que queríamos, nos hayamos enojado, y mucho, y hayamos sufrido todas sus consecuencias, y aún así no nos hayamos dado cuenta que el valor dependía de los ojos con que miramos, de nuestra propia capacidad para apreciar algo, de descubrir todo lo que el amor trae consigo, de nuestra propia vara interior para medir cada momento del día. Y de sentirse bien con uno mismo, y cuando tú te sientes bien contigo mismo, tomas una bocanada de aire, y rebalsas de todo lo más maravilloso para compartir, pues tienes mucho más de lo que cabe en ti.
Sin embargo pedimos más y más, y cuando nos dan más, queremos algo distinto y luego más y más, y así repetimos el mecanismo, creyendo que en ese futuro cuando tengamos aquello o estemos con alguien, nos sentiremos agradecidos, seremos felices, viviremos contentos, daremos lo mejor de nosotros, nos sentiremos plenos. Primero la plenitud interna y luego todo llega.
¿Es posible sentir plenitud si estamos con el cuerpo acá, el corazón allá, y la mente quien sabe en qué lugar?
Es cuestión de pararte aquí, ahora, que estás leyendo, observa tu existencia, y todo lo que recibes, hoy.
Por ejemplo, para que tú estés leyendo este libro, se tuvo que crear el lenguaje, tuviste que aprender a leer, muchos seres colaboraron en tu crecer, tú has dedicado tiempo para obtener el dinero que te permitió obtener el libro, se necesito del proceso de invención del papel ( más de 500 años), la invención de la pluma, el avance de la tecnología para que existe esta PC, hubo un proceso de edición y otro de publicación; en todos ellos han intervenido seres humanos como tú, y como todos nosotros, que en algunos casos han dedicado la vida para que hoy lo disfrutes, y tanto más como quieras ver para sentirse agradecido.
Esto que hicimos con el ejemplo del libro, es un proceso, y es tu oportunidad para aplicarlo a todo y a todos en cada momento de tu vida. Un camino diferente al disconformismo, al deseo constante de algo más, a la proyección de la felicidad en el más allá condicionada por una circunstancia incierta. Es sentirse agradecido, valorar lo que se tiene y vivir presentes, disfrutando, compartiendo, creciendo -que es diferente a acumular-, madurando –que es diferente a cumplir años con seriedad-, y amar- que es diferente a poseer-.
Y sin embargo, todo esto, puede servirte por un momento nada más, tu autenticidad estará dada por la oportunidad que te des a ti mismo al responderte y escuchar la respuesta a la pregunta ¿Por qué…?
Puedo decirte que todo está en tu corazón, y que tiene que sanar, para que te integres, corazón, mente, alma, espíritu, y cuerpo en Uno.









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Quinto escalón

Tenemos como condición humana, la posibilidad de ver cualquier circunstancia que se manifieste, por adversa que parezca, como una oportunidad para descubrir nuestra capacidad en todos nuestros aspectos internos, creciendo en flexibilidad, paciencia, tolerancia, aceptación, creatividad, humanidad, sentir común.
Es darle la bienvenida a la vida, en vez de pelear con la vida, sabiendo que lo que la vida nos da, y en la forma que nos lo da, es lo mejor que nos podía pasar, pues es exactamente lo que necesitamos para alcanzar nuestro mayor potencial, el que surge del conocimiento interior.
Veamos otro ejemplo, un niño y no tan niño, querrá comer todo el tiempo golosinas, papas fritas, milanesas, hamburguesas, helados; sin embargo, el cuerpo humano necesita para funcionar frutas, verduras, cereales, pastas, huevo, lácteos y sus derivados; y con seguridad tú le enseñaras a alimentarse, aunque no quiera comer lo que tú le des, pues es lo que necesita para crecer en forma saludable, fortalecer su sistema inmunológico, y tener energía suficiente para hacer sus actividades cada día. ¿Lo ves? Lo mismo es cuando somos “adultos”, fíjate que si eres un ser que se irrita con facilidad, además de enfermarte cada vez más, encontrarás muchas, muchas y muchas más posibilidades para que hagas crecer la paciencia en ti, y cuando esto ocurra te sentirás que transcurres por la vida, más calmo, alegre, centrado, firme y agradecido.
Supongamos el caso de que vas conduciendo tu auto, tú conduces de manera correcta, aparece de imprevisto, alguien que sin respetar las normas de tránsito, estaciona en doble fila donde está prohibido hacerlo, justo delante de ti. Es posible que te sientas colérico, cambies tu estado interno, y le regales un discurso de insultos. También es posible que lo tomes para enriquecerte, sigas de largo, recapacites, y reconozcas que: es cierto que lo que hizo lo hizo mal (como base), y es cierto que eres quien conduce en forma “correcta”, y es cierto que puedes elegir enojarte, y es cierto que puedes alcanzarte en un nivel de comprensión que te permita sentir que es una oportunidad para ti, para que crezcas, y te acerques a los valores propios de tu humanidad, y sigas viajando por tu día permaneciendo en tu centro.
¿Es difícil?
Sí lo es.
Importa un cambio radical en nuestras vidas, donde dejamos de vibrar al compás de la música de los demás, que es un hábito mundial, y como todo proceso de aprendizaje, lleva su propio tiempo, dedicación, férrea voluntad de sentirse mejor, y muchas lágrimas.
Otro ejemplo. Supongamos que un niño, y no tan niño, luego de que tú a lo largo de los años hayas mantenido todas sus pertenencias, el cuarto donde duerme y los juguetes que usa, limpios y ordenados, levantado cada cosita que dejaba tirada, limpiando cada cosita que ensuciaba, y mostrándole lo lindo que es tener un hábitat digno, persiste en tirar la ropa que se saca, a pesar de que durante años tú has dedicado tu tiempo para explicarle con palabras y en los hechos, que tú usas tu tiempo para trabajar y tener dinero para compararle la ropita, lavársela, planchársela, doblarla, y guardarla en sus cajones, mientras él juega a otras cositas, y que si bien para ti es un acto de amor, no te agrada que luego tire la ropa que se quita, ni encontrar toda la ropa arrugada como papel en los cajones, pero, el niño persiste. Le das su tiempo, años, para que practique su aprendizaje, pero, el niño persiste, tú te lastimas tus pies cuando entras al cuarto porque deja tirados juguetes, y toda clases de objetos, más ropa. Puedes enojarte, sí. Siempre puedes. Y también puedes relajarte, escapar del enojo, y encontrar otra vía, que nos haga crecer a todos. Una posibilidad podría ser que le digas al niño que ha llegado el gran momento de regalarle su cuarto. Ahora el cuarto le pertenece exclusivamente a él, limpiarlo, ordenarlo, acomodarlo es su tarea. Tú seguirás lavando, planchando y doblando su ropa, y se la entregarás para que la acomode como más le guste en sus cajones. Si aún no tiene edad suficiente, le ofrecerás, para no extrañar esa muestra de amor, asearle el cuarto una vez a la semana, oportunidad que le cambiarás las sábanas también. Y también puedes aclararle que si sigues lastimándote los pies al caminar por su cuarto cada vez que entras en él, ya no entrarás más, pues te hace daño, ni a prender su televisión, ni a acomodar tu ropa, si comparten el placard (tendrá que acomodarla él y por supuesto con tú orden), ni a contarle cuentos. Ya no entrarás más. De este modo, puedes amigarte con tu enojo, hacer de él una señal de alerta, y sólo eso, que te invita a crecer a ti y a los que te rodean, y cada uno se enriquecerá con todo lo que nos quiera dar la experiencia. El niño y no tan niño, se hará libre y aprenderá a vivir en libertad, es decir, aprenderá a aceptar las consecuencias de sus actos, tú de los tuyos, y todos viviremos en un hogar más armonioso, sin enojarnos, sin gritos, sin castigos ni reprimendas, que sólo tienen como producto la rebeldía.
Supongamos que no quiere ponerse un abrigo con 3° bajo cero, y tampoco te deja que tú le cuides el cuerpito del frío poniéndole un abrigo. Bien. ¿Qué te enoja? ¿Qué te hace pelear con un niño? ¿Qué te hace generar una situación violenta en cualquiera de sus formas? Puedes explicarle qué sucede cuando el cuerpo humano toma frío, y si aún así insiste con no ponerse el abrigo. Bien, puedes explicarle que todos los gastos de medicamentos, médico, traslado, persona para que lo cuide, ó si tienes que faltar al trabajo, día de trabajo, saldrán de sus ahorros. Si no los tiene, entonces saldrán del dinero que tú tenías dispuesto para salir a pasear y divertirse, y si no alcanza, entonces del que tenías dispuesto para compararle ese juguete también; y además el recargo de tarea escolar la hará solito. Y por supuesto, que no contará con todos los mimos que le brindas cuando se enferma por otros motivos.
¿Ves? Hemos dejado pasar el enojo, y hemos dado lugar al aprender a vivir en libertad, o sea, aceptar las consecuencias de nuestro actuar. ¿Puedes notar la diferencia que se genera en ti, en tus hábitos, en tu sentir-pensar, en tu dar y en tu vivir?






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Cuarto escalón

Este proceso que se aplica en los hechos externos, también se aplica a tu interior. Pero, para comprender a los demás, primero es necesario comprenderse a uno mismo. Es decir, no sabrás que el enojo del otro es suyo, y nada tiene que ver contigo, hasta que no comprendas que el enojo que sientes, es tuyo y nada tiene que ver con el otro, sea cual sea el rol que éste desempeñe en tus días.
Es el deseo que tú proyectas en los otros para que sean de una determinada manera: cómo tú quieres que sean; que es lo que tú quieres que hagan; y, de qué manera quieres que lo hagan. Es tu deseo, tu querer, tus ganas de que alguien encaje con la idea que tú tienes guardada de cómo es una esposa o una pareja o un compañero perfecto, ó cómo es un hijo o hija perfectos, ó cómo es un amigo perfecto, ó cómo debes ser tú en esos roles. Son ideas que tienes de cuáles son todas las virtudes, cualidades, y hasta a veces aspecto físico, de alguien para que encaje contigo de manera perfecta. Es una idea que habita en nuestra mente, que se ha formado en algún momento, y hemos estado buscando eso desde siempre, quizá llegados los cuarenta hemos desistido, y hemos aceptado lo que estaba al alcance del matrimonio para no quedarnos solos. Y esto quizá resulte mejor, que si te has juntado enamorado, pues en este caso sucederá que lo que el deseo que sea como tú quieres, te hace ver como real, caerá y lo verás tal cual es. Quizá pases la desilusión y sigas o quizá no. El hecho es que como vemos, en ninguno de todos estos casos, hay Amor.
Digamos que hay un gran deseo de que nos amen, y de amar. Este registro es esencial, nos pertenece como parte de nuestra esencia, y nuestra búsqueda está basada en ella. Así planteado, podemos darnos cuenta, que para Amar primero hay que dejar de querer. Y para que nos amen primero debemos amarnos a nosotros mismos. Es decir, si todavía tengo alguna ilusión, expectativa, o querer, que seas de una u otra forma, que cambies en algo por pequeño que sea el cambio, que hagas algo distinto a lo que sientes hacer, si todavía condiciono de algún modo tú actuar natural y espontáneo, si todavía peleo contigo porque no eres como creí que eras, si todavía no siento gratitud por lo que me das, si todavía no me quedo sin objetarte nada, respetando tus momentos, tus espacios, tu crecimiento, tu entrega cualquiera que sea, tu ser por completo, si todavía no siento la dicha de estar vivo y gratitud por tu existencia, si todavía no siento dar sin esperar nada, y nada es nada, a cambio, si todavía no siento gratitud por el simple hecho de estar dando, entonces es claro que te quiero, y quizá mucho, y cuanto más te quiero más daño te hago y me lastimo, y sufriremos proporcionalmente, cuanto más te quiero más sufrimos, y es claro que aún no te amo.
Quizá, con una plantita, es más claro. Cuando tú plantas una semillita, no le andas gritando, ni te enojas, ni le pegas, ni la abandonas, porque no crece más rápido, porque no “aprende” a dar más hojas hacia la derecha, porque no es más verde, o porque siendo una semilla de jazmín, no ha dado rosas. Es análogo, pero el sentir es el mismo, amas. Y cuando amas a tu semillita, le das todo lo que necesita para que crezca, la cuidas, y respetas su esencia, sea cual sea. Pero estamos tan confundidos, que nos asignamos el derecho de exigirle a los demás que se acomoden a nuestros gustos. Eso está muy lejos de amar. Les faltamos el respeto a su integridad, y además nos perdemos la oportunidad maravillosa de observar y disfrutar la belleza que a cada uno le es propia. Tenemos miles de excusas para pedir que otros cambien, hasta llegar al extremo de exigir y condicionar el obrar de los demás “en nombre del amor”, pero en verdad tú no quieres que otros cambien, quieres cambiar tú, quieres amar y que te amen y quizá a quien tú quieres sí te ame, pero no puedes verlo porque tú no te amas a ti mismo. Y no hay nada en toda la existencia que pueda darte lo que te da amar. Eso es lo que transforma, cuando alguien te ama, no espera que cambies, no quiere que cambies, te ama, no quiere que seas de otra forma, te ama a ti, y si cambias tus actitudes, tu oficio, tu profesión, tus hábitos, tu vestir, te sigue amando, porque te ama, y no puede enojarse. Sentirá dolor si te dañas, y te sanará las heridas, sea que te dañes haciendo daño a los otros, a él mismo ó a ti mismo, porque te ama. Este sentir es muy diferente a querer, que es la muestra más clara de las expectativas que tienes sobre cómo deberían ser las cosas, las personas, y las circunstancias de la vida como condición para que tú alcances tu felicidad que crees que está por ahí afuera, y de cuál es tu capacidad actual de aceptar a los demás, y a ti mismo, el querer controlar, y dominar todo lo exterior. Quizá puedas verlo en una mascota, una perrita, si la amas, no esperarás que tenga el pelaje de otro color, que esté más gorda o más flaca, ni que tenga otro carácter, ni que haga miau, o hable en vez de ladrar, ni que se bañe. Tú eres quien la bañará, quien interpretará con el corazón sus ladridos, quien la llevará a pasear, quien le dará mimos, quien trabajará para comprarle comida y darle abrigo, la educarás para que haga sus necesidades en un lugar donde no moleste al caminar, y por todo ello no esperarás nada a cambio, tu mayor recompensa será verla feliz, alegre y saludable y te sentirás agradecido por los momentos compartidos, y por tu oportunidad de dar. Eso es todo.
Sin embargo, como cada uno de nosotros, conoce su propia capacidad, y ha logrado lo que ha logrado al día de hoy, nos olvidamos que todos somos seres libres, por naturaleza, con derecho a vivir, a elegir, (pues aún cuando decides dejar de elegir estás eligiendo-valga la redundancia-). Olvidamos que no tenemos ninguna obligación de ser de una determinada forma para que alguien nos acepte, o nos de su cariño, o nos aplauda por nuestros propios logros, o nos acompañe a crecer, o nos aliente a seguir, o nos elija para compartir algunos momentos de este camino. Podemos elegir hacerlo, pero entonces, ya no me amarías a mi, estarías amando en lo me he convertido para ti, y quizá mis actos acompañen tu razón en relación a que lo que ahora hago, es mejor que lo que hacía, pero ambos nos perderemos lo que siempre pude llegar a hacer y la posibilidad de que ames mi ser, y aún así, esto, también puedo elegir hacerlo. ¿Pero desde dónde puedo obligar a alguien a que lo haga por mi? Desde donde quiero que seas como yo quiero. Y esto, esta lo más lejos que puedas imaginar de amar.






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Tercer escalón

Entonces, ¿Por qué idealizamos?
Idealizamos los hechos, las circunstancias, y a las personas, y esto tiene que ser siempre en un tiempo futuro.
A lo largo de nuestros días hemos ido acumulando ideas de un “cómo deberían ser” las personas, los hechos y la vida misma. Vivimos este proceso de ilusión, idealización, desilusión, y comienzo de nueva búsqueda, muchas veces, y muchas más, porque nos desconocemos a nosotros mismos. Si tú te conoces a ti mismo en todas tus partes, será difícil que te dejes engañar por esa idea del super hiper ser perfecto que acabas de conocer hace dos días, diez años o una vida. Digamos que si te miras a ti mismo, y te re-conoces, tendrás que pasar por el proceso de aceptarte, perdonarte, ser tolerante con lo que no puedes cambiar, paciente para lo que sí puedes mejorar, comprenderte en tus berrinches, contenerte en tus llantos, respetarte en tus tiempos, y amarte. Entonces, dejamos de idealizar para comenzar a amar, dar, entregar sin esperar vueltos, compartiendo todo aquello que durante el proceso de autoconocimiento nos hemos dado primero. Si tú te aceptas, luego de conocerte, te amarás y cada vez que tengas oportunidad de compartir tu tiempo con alguien, no te enojarás; comprenderás, aceptarás la realidad por la que pasa en ese momento, y compartirás, si te pide ayuda le contarás cómo lo has hecho al andar tú camino, y lo invitarás a que use lo que tiene para andar en su camino. Si se siente enojado y tiene ganas de pelear para descargar eso que tanto molesta, te correrás a un lado, o lo escucharás o si te da oportunidad y es su momento, te abrirás por completo para entregarle todo lo que le permita verse a sí mismo, o recibirás su descarga y te liberarás de ella.
Entonces, ¿Por qué te enojas con otras personas?
Fíjate que la raíz de tu enojo es tuya. ¿Por qué? ¿Por qué quieres que alguien sea de una determinada manera? ¿Y por qué te enojas cuando alguien no encaja con tu idea? ¿Qué te hace querer que otros sigan tu andar para que lleguen al lugar exacto donde hoy tú estas? Esta es la actitud que se mantiene en las relaciones donde hay más dolor que amor.
¿Puedes verlo?
Cada uno de nosotros forma una personalidad, vive de algún modo, y tiene sus propias actitudes. Todos somos seres dignos de recibir amor, alguien que nos ama y que por amarnos no nos juzga, no nos quiere cambiar, sólo quiere darnos amor y da gracias por nuestra existencia por haber recibido todo lo que nos quería dar, no nos pide nada a cambio, su entrega es desinteresada, y si tiene algún deseo, es nuestra felicidad, y no usará este deseo como excusa para que hagamos su voluntad.
Cuando cae el autoengaño de idealizar a los demás, por conocernos a nosotros mismos, dejamos de juzgar, desaparece el ideal, hay tanto para mejorar en el espacio individual, que sólo queda respetar a los demás. Podemos compartir el saber, las experiencias, el conocimiento, el sentir, pero no nos interesa cambiar a los demás, ni pedir o inducir, o compulsar u obligar a que hagan algo en especial, ni dominar los sucesos, los hechos, ni a los seres que cruzamos en nuestro caminar.
Todos, desde el punto de vista personal, tenemos razones que nos asisten para obrar. Y tú puedes tener diferentes razones a las que otros tengan, y no tienes porqué coincidir con lo que los demás piensan, sienten, expresan ¿Por qué habrías de hacerlo? E incluso, si estás de acuerdo, no significa que los dos o los tres o la mayoría, estén en lo cierto. Un claro ejemplo es una guerra mundial, un genocidio, o la inquisición.
Es respeto a la libertad individual, ¿Por qué quieres convencer a los demás? En verdad, a quien quieres convencer es a ti mismo, y usas el método más antiguo: la repetición en voz alta. Si hay algo que tú sabes no andas peleando con quien todavía no lo ha aprendido. Veámoslo en un ejemplo: Tú sabes cuál es tu nombre. No esperas que todas las personas que te cruzas en la vida, tengan tu mismo nombre, (no te interesa), tampoco esperas que todos lo sepan, y menos aún te enojas porque alguien un buen día comience a llamarte por otro nombre. ¿Discutirías con alguien que dice que tu nombre es otro al que tienes? No. ¿Por qué no? Porque tú sabes. Es decir, ese conocimiento de tu nombre es parte tuya, de tu ser, más allá de lo que a cualquiera se le ocurra pensar, imaginar, sentir o decir. Entonces, cuando alguien tiene una idea, un pensar, un sentir, un vivir diferente al que tú tienes: ¿Cuál es la razón para discutir o para molestarse o para enojarse?
Otro ejemplo, recuerda cuando has mentido, y alguien te ha descubierto, con certeza te has encolerizado defendido tu mentira como una verdad, y recuerda cuando has sido fiel a la verdad y alguien a dudado, casi ni te has inmutado, quizá hasta te hayas preguntado por qué duda.
Tú libertad tiene un límite, y es el espacio donde comienza la libertad individual de los otros. Si tú te respetas a ti mismo, darás respeto a los demás. De este modo, podríamos también, tomar nuestros actos para con los otros, como muestras de lo que nos damos a nosotros mismos. Por ejemplo, si tienes una actitud poco tolerante con los otros, con certeza eres intolerante contigo mismo. Si tienes una actitud impaciente con el mundo externo, con seguridad no respetas tus propios tiempos, a veces porque no los conoces, a veces porque le das más importancia a generar dinero, a veces porque miras más afuera que adentro. Si tienes una actitud de desprecio hacia alguien, con seguridad te desprecias a ti mismo, al no conocerte a ti mismo, aún no has visto eso que desprecias en los otros, como parte de ti. Es como las telas, todas son telas, más allá del color que las distingue, más allá de la trama, y más allá de su textura, todas son telas. ¿Podríamos decir que por ser algodón violeta no es tela? ¿Podrías una tela despreciar a otra tela por sus diferentes colores, o aspectos? Se estaría despreciando a sí misma, en esa parte de sí que aún desconoce.
Supongamos el caso que te regalan un viaje, con todo pago, para conocer otras culturas. Tú ya has com-prendido que comer con tenedor y cuchillo, es una forma fácil, cómoda e higiénica de hacer de la comida bocadillos, evitas usar tus dientes, ensuciarte las manos, cuando no el cabello, y haces tu aporte al proceso digestivo. Te invitan a un restaurante, tú vas. Cuando llegas observas que todos allí comen con las manos, trozan con los dientes, y no ves cubiertos por ningún lado. ¿Qué haces? ¿Te enojarás por que todos comen con las manos? ¿Gritarás: Eh! Así no se hace!? ¿Insultarás? ¿Sentirás desprecio? No. Te sentarás, comerás con las manos, o pedirás cubiertos al camarero, y disfrutarás de la cena. Si alguien se te acerca a preguntarte cómo se usan los cubiertos, le explicaras cómo lo haces, y seguirás comiendo, hasta les regalarás cubiertos! ¿Lo ves?






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Segundo escalón

Cada uno de nosotros se ve a sí mismo, con sinceridad, como centro del universo. Pero si vemos nuestro pasar por la vida desde otro lugar, nos daremos cuenta de lo que somos. ¿Cuántos años de vida tiene el cuerpo humano? ¿100? Bueno, supongamos 150. ¿Y? ¿Cuánto puedes hacer a toda la existencias que lleva unos cuántos miles más en millones de vidas? Eso dependerá de ti, y sólo de ti, de cuánto hagas en tu vida, del sentido que tú tomes, de la dirección que le des, y del propósito que encuentres en tú ser.
Todo cambio global comienza por cada una de sus partes. ¿Cómo puede cambiar el mundo si no cambia cada uno de sus integrantes? El cambio de todos comienza por cada uno de nosotros, aunque nos parezca muy poco, es lo que está a nuestro alcance, es lo único que podemos gobernar, y no es tan poco.
Si reconoces cuando algo te hace sentir enojado, cuando nadie haya intervenido, y escuchas qué es lo que te sucede, o sea, te escuchas a ti mismo, te tienes paciencia, te das tolerancia, te aceptas, y te amas, entonces, podrás evitar enojarte cuando otros intervengan.
Y si tú evitas el enojo, en todas sus formas, frenas en ti la cadena que éste genera, obras desde tu centro, libre del mundo externo, sin reaccionar, con autonomía para accionar, estarás haciendo lo que no hacías, y habrás cambiado tu mundo interior, y sentirás una libertad que va más allá del cuerpo, de los deseos, y del mundo entero. Esto que comienzas a dar cambia el mundo de quien cruces en el camino, y éste el mundo de quienes se crucen en su camino, y así sigue hasta la totalidad. Quizá sea más fácil verlo a la inversa: Uno de esos días que tú te sentías bien, en un buen día, alguien, sin motivo alguno, descarga su enojo en ti, tú sientes la injusticia, te enojas, y descargas la bronca en quien la acoja, por ejemplo tu esposa, tu esposa siente la injusticia, y sin intención, descarga el enojo en los niños, los niños no entienden nada, pero algo les molesta, y lo descargan en el colegio, y cada niño en sus casas. ¿Lo ves? Cada uno puede frenar la ola, dejarla pasar, ignorarla, tomarla para conocerse a sí mismo, comprender cuál es la raíz del enojo propio y así saber a quien le pertenece el enojo ajeno y compartir lo que hemos aprendido.
Desde aquí podemos ver que si no cambias de lugar seguirás estando a la misma distancia.










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Descanso

Hay muchos momentos en la vida que las circunstancias son extremas para muchos puntos de vista, momentos en los que hemos reaccionado de diferentes maneras. Nos habremos asustado, paralizado, enojado, llorado, embroncado, descargado y con la seriedad y la fuerza propia del dolor que permanece, habremos seguido como pudimos; habremos reaccionado y hecho cualquier cosa que haya surgido de la desesperación, habremos pedido ayuda, o sea lo que sea que hayamos hecho, como resultado, la situación ha pasado ó hemos pasado la situación. En todos los casos con un caos mental que perturbó nuestro estado emocional, a veces hasta nuestra salud física, cuando otras la salud mental; con ayuda ó solos, ó con nosotros mismos, permanecimos, o pasamos el momento, y la situación se disolvió.
Veamos ahora, que es un buen momento para hacerlo: ¿De qué sirvió todo el gran torrente de pensamientos? Ya de por sí, la circunstancia era extrema. ¿Cómo te han hecho sentir esa cantidad de pensamientos y todas las suposiciones que los acompañan siempre fielmente?
Así como es posible, toda la tortura que le sumamos a la situación extrema que se nos presenta, de igual manera, es posible que permanezcamos en paz, y, en ese estado de calma interna, tendrás más claridad y te evitarás enfermar, y alcanzarás la sabiduría que la vida te da.
Cualquier situación que se te presente en la vida, es un disparo a la información que acumulas en tu interior, y que llega a ti por una cadena de asociación, -y esto podemos descubrirlo si observamos nuestros pensamientos- Esta concatenación de pensamientos puedes frenarla, dejarla pasar sin detenerte en ella, ó cambiarlas, haciendo el proceso de recorrer el camino que hizo, a la inversa, hasta su origen, y modificarlo a tu gusto. Es decir, que en toda circunstancia, puedes dejar pasar aquellos pensamientos que te generan estados que te alejan de la paz, la alegría y la felicidad. Puedes hacerlo. Y, aunque no lo parezca, es un ejercicio, requiere mucha práctica, tiempo, toda tu atención en lo que piensas, y que te des la oportunidad para probarlo, sentirte cada vez mejor, hasta que llegues a descubrirte, ahí en ese lugarcito donde el pensar no existe, y desde ese lugar dirigir tu pensar. Así comenzarás a alinear tu sentir, tu pensar, tu decir y tu obrar.






















Primer escalón

Hasta aquí, hemos hablado de un proceso: el enojo. De su origen, sus consecuencias y su cambio. Y para que tú estés en este momento leyendo este libro, hizo falta que: exista un universo, un sistema planetario, un planeta, oxígeno, agua, alimentos, la especie humana desde sus comienzos, tus abuelos, tus padres, tus maestros, más todos los acontecimientos que se sucedieron desde el comienzo con todos los seres que intervinieron en ellos; procesos de invención, cadenas de experimentos, descubrimientos; productos que hoy se materializan para que estés vestido, tengas alimentos manufacturados, elaborados y transportados hasta tu alacena; artículos recreativos para que tú te diviertas y te distiendas; guerras, hambre, padecimientos, héroes, próceres, libertadores, filósofos, científicos, rebeldes; Buda, Jesús, Gandhi, la Madre Teresa de Calcuta; Edison; y todo aquello que existe, vivo en el cuerpo, o en la mente del recuerdo, o en el corazón o en los hechos. Todo fue necesario para que tú hoy existas. Todos han hecho su parte para que tú existas. Si algo no hubiera sido como fue tu no estarías leyendo esto.
De igual modo todo tuvo y tiene su tiempo espacio en el existir actual. Tal como tu existencia es necesaria para que exista este libro.
Todos somos como un gran equipo, aunque no nos demos cuenta, o no queramos admitirlo o creamos que andamos solitos. Supongamos que te fueras a una isla, desnudo y solo. Necesitarías de otras partes de la existencia; para comenzar, alimentos, pues si no comes matarás el cuerpo; necesitarás agua, pues si no bebes tu cuerpo morirá deshidratado; necesitarás hacerte de un lugar para cubrir tu cuerpo de los rayos del sol, de la lluvia, y del frío; y además, para que estés en la isla, de algún modo tuviste que llegar, necesitaste que alguien como tú, en algún momento se dedicara a pensar cómo trasladarse por el mar y de todos los que intervinieron en el proceso de invención para la obra que hoy llamamos barco; tú no has nacido del aire, tienes una persona como tú que es tu madre y otra persona como tú que es tu padre, y ellos a los suyos, que también son personas como tú, y que fueron necesarias para que tú hoy existas. Todos nos necesitamos a todos. Todos somos necesarios para este momento presente, los que están en cuerpo y los que lo han dejado también. Todos formamos parte de una existencia.
Supongamos que tú “eliges”, dedicarte a la búsqueda interior; en una primera instancia te despojarás literalmente de todas tus pertenencias materiales, luego, si tienes esposa, hijos, familiares, y amigos, los dejarás a todos. ¿Quién se ocupará de darle de comer a tus hijos? Alguien. ¿De dónde provendrá el alimento para tu cuerpo? Del aire, enloqueces, mueres, y se acabó la búsqueda. Digamos que si vives de lo que la gente te de, estás comiendo porque esa persona fue a trabajar, ganó dinero y compró ese alimento, y luego lo compartió contigo. Entonces, tú búsqueda no es tanto tú búsqueda, es la de todos, donde tú ocupas el lugar de aventurero, el disparado, el moño del regalo, pero hay otro ser igual que tú, que actúa de base, y otro de disparador, y otro de sostén, y otro de colaborador con quienes fueron tus seres queridos, y otros que esperan como alumnos, y otros que actuaran de maestros en tu retorno, y otros que esperan al otro lado para tomar tu mano en el último tramo a recorrer. Fíjate que aún siendo un maestro, necesitas alumnos, sino con quién compartirás tu sabiduría existencial que comenzó como la búsqueda de la felicidad y que culmina al descubrir que en la dicha general está la individual. Ahora que la has encontrado tienes una alegría que te desborda y podría despertar a la humanidad entera. ¿Y si no hay nadie?
¿Ves? Ni en los casos más sublimes estamos solos, ni en los más comunes, ni en los más bajos.
Todo necesita sus partes para ser tal.
Todos, somos nosotros, ellos, aquellos, tú, yo, él, ella, esa, eso, esto, esta, interactuando en diferentes formas, en diferentes sentidos y en diferentes espacio-tiempo.
Para que hoy la música suene en tu equipo, fue necesario primero que, escuchando el sonido de las hojas con el movimiento que generaba el viento, alguien como tú, se absorbiera en los sonidos de la naturaleza y les diera otra forma, que luego fue recibiendo aportes durante el proceso, de otras personas como tú, como yo, como todos; personas sordas, personas ciegas, bohemias, hasta que llega a ti como esa música preferida que tanto te gusta escuchar. Tu cantante preferido es un ser igual que tú, con todos sus momentos existenciales, tal como para alguien tú serás su melodía preferida. También hizo falta que otro ser como nosotros, dedicara su vida a hacer muchísimos experimentos, hasta descubrir la electricidad, luego la lamparita, y así hasta tu equipo de música; y durante todo el proceso también tuvo momentos de duda, de desistimiento, de hambre (son muy pocos los inversores visionarios), y quizá esa haya sido su vida, pero su presencia te acompaña cada vez que tú enciendes la lamparita, usas la electricidad, o estás recostado luego de cenar, leyendo un libro.
¿Lo ves?
Para que este libro llegue a existir, todo fue necesario. Todos fueron y son necesarios. Y todos estamos interactuando, desde la presencia y desde la ausencia.
Por eso agradezco a todo el universo a todos los espacios tiempos, y a toda la existencia, y a ti que estas leyendo este libro; y a todos os digo: GRACIAS POR HABERLO HECHO.




















Encuentro

Aquí estamos, tú y yo, y todos nosotros. Este momento lo es todo, es lo que ha quedado como síntesis de todos los tiempos vividos.
Esta es la bienvenida, agradecer tu existencia, tu presencia, y la oportunidad de caminar juntos por la vida. La dicha de sentir la vida con nuestra esencia, en nosotros mismos y en todo y en todos los que nos rodean en cuerpo, mente, alma y espíritu. Reaprendiendo de las experiencias día a día, con pequeños pasos, que nos permitan disfrutar de cada momento. Sabiendo que todos cualquier día dejaremos estos cuerpos, y si es posible que retornemos, no sabemos si quedará la memoria viva del recuerdo de los que hemos conocido en esta vida, y como no sabemos que día será ese día, viviendo cada día como si fuera el último día, la última oportunidad de dar lo mejor a todo y a todos los que nos rodean, pues sólo eso nos queda en el recuerdo de los que ya han dejado sus cuerpos, su Amor.
Hoy, aquí en este momento, agradezco tu existencia, te abrazo en la distancia de los cuerpos y en la cercanía de las almas. Y me despido de ti, diciendo hasta prontito, pues, ¿cuánto es una vida a toda la existencia?











Gracias por existir,
Sammy, ó, como tú prefieras.




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MUCHAS GRACIAS POR ESTAR AQUÍ


No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, alquiler, la transmisión o la transformación de este libro en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del autor. Su infracción está penada por las leyes 11723 y 25446.
Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723.
ISBN 978-987-05-5676-3
Título:El Enojo o en El OJO o como tu prefieras.
Autor: Sammy
Editor: Sandra Elizabeth Ibañez
Primera edición
Buenos Aires, Argentina, a los 10 días del mes de Diciembre de 2008.














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